Bolivia es un país en constante tensión por los permanente conflictos políticos de un lado y del otro, de un color y del otro. Es decir, el tiempo que se gasta en las batallas meramente políticas es mas del 70% de tiempo que duran las gestiones, y creo que somos generosos, tal vez sea más; batallas que además se llevan gran parte del presupuesto de los bolivianos.
Mientras se producen esas batallas, la ciudades y provincias sufren otros males, que en muchos casos se asumen de manera normal y resignada, entre ellos se encuentra el avance de la mancha urbana como una topadora que no deja nada alrededor más que basura y contaminación, y que genera impactos ambientales y sociales que se reflejan en el aumento de las temperaturas, menos agua, más granizadas, mas lluvias cortas pero devastadoras, más enfermedades, más asentamientos en zonas vulnerables o protegidas que amplían el umbral de la pobreza, más violencia, abandono e inseguridad, donde las mujeres y los niños son los más vulnerables… en fin es larga la lista de efectos negativos.
Tarija no es la excepción; pero hay que recalcar que muchas de las zonas y sitios que tienen importancia y valor ambiental por ser fuentes de agua, por su belleza escénica y/o paisajística, por su fragilidad o vulnerabilidad ante deslizamientos, por tener servidumbres ecológicas naturales o ser zonas que permiten mitigar los efectos del cambio climático y permiten regular el clima, etc., fueron, de manera acertada, reconocidas como sitios de protección en los instrumentos de gestión y planificación del territorio y uso del suelo municipales, cuyo respeto y cumplimiento tiene respaldo de leyes vigentes; es decir que son de cumplimiento obligatorio. En consecuencia, a momento de definir bajar un cerro, desmontar un bosque, cambiar el uso del suelo, desviar el curso de una quebrada, realizar un asentamiento humano en un bosque natural, planificar un loteamiento y/o urbanización en tierras rurales aptas para la agricultura, o vender lotes de 300 mts 2 en zonas de tierras calificadas por Ley como pequeña propiedad que no permite fraccionamiento; etc., se deben tener en cuenta estas leyes y asegurarse que se utilicen y cumplan, por encima de los intereses de algunos particulares; pues hay un bien mayor que debe primar y el derecho colectivo.
Seguramente existirán vacíos legales o normas que recién se están colisionando, lo cual dificulta definir cuál aplicar, pero en estos casos también hay alternativas legales que permiten resolver los conflictos, y a ello se debería incluir la voluntad política de las autoridades de turno para contribuir en la búsqueda de soluciones y restauración del estado de derecho.
A continuación, mencionamos algunas de las zonas y sitios que en menos de una década han sido transformados en la ciudad de Tarija y sus provincias, no obstante su gran valor ambiental, turístico y productivo, y que en su mayoría son parte de la cuenca del río Guadalquivir:
Todos los pulmones verdes mencionados, y que no son los únicos, están a punto de desaparecer. Como ya se expresó muchas veces, Tarija es aún una ciudad intermedia que tiene tiempo de ser restaurada, recuperada, atendida, cuidada y querida con buenas medidas ambientales y buenas decisiones políticas. Por favor, decidamos por lo importante.