El Chaco es un lugar plagado de historia, natural y cultural. Los relatos de la Guerra del Chaco aún nos siguen atravesando, porque en tantas historias y canciones se nos ha hablado de ese agreste territorio, de ese infierno verde donde muchos se adentraron para no volver. Pero este lugar está lejos de ser inhóspito y aloja una gran cantidad de vida y diversidad; es la ecorregión que alberga el bosque seco mejor conservado del mundo, con una increíble riqueza natural de más de 3.400 especies de plantas, 500 especies de aves, 150 especies de mamíferos, 120 de reptiles y aproximadamente 100 de anfibios. El Chaco es parte de nuestra memoria e historia y atravesar esa ruta que nos conecta con ella supone un viaje diferente a otros, es un reencuentro con nuestro pasado y el descubrimiento de una belleza paisajística, cultural y natural única. La carretera que nos conecta con el Chaco Tarijeño fue inaugurada en 1931, bajo la presidencia de Daniel Salamanca Urey, y fue de vital importancia durante la Guerra del Chaco, siendo fundamental para el traslado de provisiones y soldados. Además, fue la carretera más grande construida hasta ese momento, con una extensión de 240Km. Te invitamos a conocer la puerta de entrada a este mundo, una ruta de 13 kilómetros a la ladera del Pilcomayo que a lo largo de los 90 años de su existencia se ha mantenido casi sin modificaciones, donde podrás recorrer diversos atractivos turísticos que están marcados por experiencias y anécdotas cotidianas del último siglo. Aquí podrás descubrir un poco de la gran belleza del paisaje chaqueño, cobijado por el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Aguaragüe. La sección del angosto atraviesa la última serranía de la cordillera, por donde transcurre un camino de cornisa a cuyos pies se encuentra el río Pilcomayo, abriéndose camino entre la serranía y atravesando su último tramo como río de montaña antes de extenderse sobre la vasta llanura chaqueña. Esta sección del camino, además de brindarnos un paisaje espectacular, tiene una importante función hídrica ya que recarga los acuíferos subterráneos y el caudal del Pilcomayo, que luego discurre en llanura dando forma al paisaje y brindando una variedad de peces que año a año son el sustento de las poblaciones que habitan en sus riberas. Por lo que en sus aguas se puede observar el desarrollo de una de las actividades productivas fundamentales de Villa Montes: la pesca, teniendo una experiencia directa con culturas vivas como la de los Weenhayek. Por eso este paseo es obligado para quienes desean hacer un recorrido turístico centrado en la belleza natural, la aventura, la cultura y la gastronomía basada en la pesca. Pincha el link a continuación para poder ver los puntos más importantes de este recorrido: