El territorio boliviano, con una extensión de más de 1 millón de kilómetros cuadrados (6% de la superficie de Sudamérica), constituye un conjunto de gran biodiversidad de ambientes interconectados, que van desde los nivales de los andes, hasta las llanuras de la Amazonía y del Gran Chaco, propiciando el desarrollo de una gran riqueza de diversidad biológica, aún poco estudiada. Hasta el momento se reconocen 12 grandes ecorregiones que incluyen más de 199 ecosistemas y alrededor de 20.000 especies de plantas, ubicando a Bolivia entre los 10 países con más biodiversidad del mundo. Tenemos alrededor de 325 especies de mamíferos, 1398 especies de aves, 186 especies de anfibios, 600 de peces y 260 especies de reptiles. Esta riqueza de biodiversidad constituye el patrimonio natural de los bolivianos y el potencial de desarrollo sostenible.
En este gran territorio, se encuentran 23 áreas protegidas que representan lo más selecto de nuestra biodiversidad, que están bajo la administración del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), por considerarse de interés nacional. Sin duda, hablar de las Áreas Protegidas de Bolivia es hablar de nuestro más valioso patrimonio natural, pero también del legado más importante que podremos dejas a las generaciones que les tocará habitar este espacio geográfico llamado Bolivia.
Las áreas naturales protegidas, en general, son de gran importancia: albergan diversos recursos naturales que son una importante fuente de productos de valor económico. Asimismo, son una fuente permanente de agua y su conservación permite, entre otras cosas, la regulación del clima, la protección de las cuencas, el control biológico, preservar el hábitat de especies de fauna y flora, y el mantenimiento de la diversidad biológica de las especies naturales de nuestro país.
Sin embargo, en el último tiempo se ha venido observando varias desvinculaciones de personal que trabaja en estas unidades de conservación, como directores, jefes de protección y, en algunos casos, también guardaparques que, durante años y décadas, han venido desempeñando esta sacrificada labor para lograr y garantizar la conservación de estos bienes públicos de gran valor. En todos los casos, o en su gran mayoría, se trata de recursos humanos y profesionales de gran valía, con un importante conocimiento de estas áreas reservadas, generando a nivel nacional una situación de incertidumbre que resulta inquietante y muy grave en lo que supone cuidar nuestras áreas protegidas y reservas naturales.
En general, la situación de las áreas protegidas en Bolivia no es la óptima desde hace muchos años, el poco presupuesto que se otorga para la administración de éstas y la falta de seguridad para el personal laboral es algo que ya se he venido denunciando por muchos años, sin embargo, quienes estaban a cargo de éstas Áreas eran personas comprometidas con la labor medioambiental y el cuidado de los parques, muchos de ellos con una experiencia de años de trabajo en el sector, que justamente han lidiado con todas las limitantes económicas y aun así han hecho todo lo posible para seguir cuidando nuestros recursos naturales.
Muchas Áreas Protegidas se encuentran amenazadas actualmente por diversos factores: tala, caza y pesca ilegal, avasallamiento de tierras, narcotráfico, incendios, entre otros, por lo que consideramos que, definitivamente, en estos niveles de gestión existe una demanda de técnicos especializados; se debería evitar la politización de instituciones técnicas gubernamentales, asegurando de esta manera un accionar enmarcado en los objetivos institucionales, haciendo respetar la meritocracia y la experiencia en los cargos técnicos, para así garantizar la eficiencia e idoneidad de estas instituciones. Además de apoyar a los guardaparques, jefes de protección y directores de las áreas para que cuenten con seguridad laboral, ítems y todos los beneficios que otorga la ley del trabajo, más aun, considerando que su labor es de alto riesgo al patrullar zonas en donde operan mafias madereras y narcotráfico.
Nuestro peor error puede ser el subestimar un tema tan importante como nuestro patrimonio natural; estamos jugando con fuego, se avecinan tiempos difíciles pues la próxima temporada de incendios forestales será crucial y tanto el gobierno como la sociedad civil debe estar preparada para enfrentar lo que vendrá, pero esto no será posible si los intereses políticos y económicos cortoplacistas, siempre están por encima del bienestar a largo plazo de nuestros recursos naturales.