Muchos problemas pueden permanecer y hasta agravarse a causa de la indiferencia de los vecinos y autoridades. Lo contrario, son las pequeñas acciones y decisiones humanas positivas que ayudan a revertir problemas graves y ser determinantes para lograr grandes transformaciones.
Los basurales son sitios desagradables porque representan abandono, sensación de inseguridad, generan malos olores y contaminación, además de que se convierten en focos de enfermedades como el Dengue, Sika o Chikunguya. Las familias que habitan cerca de esos lugares periféricos se sienten diferentes y abandonadas.
Cuando nos acercamos, conversamos y escuchamos a los vecinos, recibimos grandes sorpresas. Se observa su alto interés para que la situación cambie, y además están dispuestos a apoyar y participar en cualquier proceso que les permita vivir mejor.
Esta experiencia la vivimos en carne propia gracias al proyecto “Promoviendo la gestión de residuos sólidos en el Distrito 9 de la ciudad de Tarija”, en el trabajo que se ejecuta en el Distrito y de manera específica con el barrio 2 de Mayo y Santa Rosa, ya que ambos tenían hasta hace uno 10 meses atrás dos basurales grandes en espacios públicos, que afectaban considerablemente su calidad de vida.
En un trabajo coordinado entre NATIVA y el Gobierno Municipal, se logró limpiar los basurales, quitando todos los desechos y escombros y luego, gracias al apoyo del Programa Ejecutivo de Rehabilitación de Tierras Tarija- PERTT, reforestamos los espacios con especies nativas y otras ornamentales.
Esto no hubiera sido posible sin los vecinos, ya que se involucraron de manera directa: apoyaron con el hoyado, con la plantación y con el cuidado permanente de los plantines para que no se sequen y crezcan de buena manera.
El resultado ya se nota, el 90% están creciendo de manera saludable. Por otro lado, ya no se ven escombros ni basura, gracias a que los vecinos realizan una vigilancia y protección permanente de los sitios, pues han tomado la decisión de apoyar y participar en el trabajo hacia su transformación total.
A la fecha la construcción de las pequeñas plazas tiene un avance de un 40%, la transformación avanza sin parar y el cambio será total una vez finalizados los trabajos de obra civiles, equipamiento y ornamentación.
La clave del proceso de transformación ha sido el trabajo en equipo, en alianza, y la incorporación de los vecinos en la planificación de los espacios verdes de sus barrios, alcanzando consensos sobre sus derechos y deberes, lo cual ha permitido metas óptimas de satisfacción y bienestar.
La transformación de los espacios públicos siempre trae beneficios importantes, como combatir la contaminación, generar nuevos pulmones verdes para los barrios y mejorar la salud y el bienestar emocional de los vecinos, porque no es lo mismo ver un basural que ver una pequeña plaza limpia, con árboles y flores, donde los vecinos y las familias se puedan reunir y compartir.
Por eso es una necesidad continuar apoyando en la recuperación de los espacios públicos en los barrios periféricos, trabajar junto a los vecinos y aliados públicos y privados, porque nos dimos cuenta que la convivencia al aire libre en espacios naturales es una deuda pendiente en nuestras ciudades y sus barrios, sobre todo ahora, en tiempos de rebrote de la pandemia.