El Chaco está acostumbrado a lidiar con adversidades climáticas, la gente y los animales se han adaptado a las condiciones de vida de una de las regiones más áridas del planeta pero, aún así, hay algo en lo que la mayoría de los productores concuerdan: esta es una de las peores sequías que está afrontando el Chaco en los últimos años.
En pasadas semanas fuimos a recorrer parte de la llanura chaqueña, específicamente la comunidad de Capirenda situada a una distancia de 80 Km de Villa Montes aproximadamente, donde pudimos hablar con algunos productores y ganaderos sobre esta situación.
Comenzamos visitando el Centro piloto de Cosecha de Agua en Capirenda, donde nos dio encuentro Angelino Garay, presidente de la comunidad de Capirenda para contarnos a grandes rasgos cómo se está viviendo la sequía en la región.
Como representante de cerca de 70 familias de la comunidad de Capirenda, nos cuenta que la mayoría están fuertemente afectadas por las sequías.
“Está atacando grave la hambruna para el ganado, no hay alimento, casi toditas están afectadas, las vacas, están muriendo. Ya no hay vuelta, los animales están muy delgados, tendría que haber mucho alimento para volverlos a restablecer.” Expresa don Angelino.
Pero también nos cuenta que, con ayuda de la gobernación, tienen sembradas 20 hectáreas de pasto para la comunidad, que les ha servido mucho, porque se ha hecho enfardar ese pasto y se ha repartido entre 43 familias para paliar un poco la escasez de forraje.
“Sabemos que tenemos que prepararnos para tiempos malos, porque es grave la sequía cuando llega y no hay agua ni comida para los animales, es a perder seguro, el cien por cien.” Manifiesta don Angelino.
Luego de hablar con este dirigente, nos adentramos a visitar algunas de las estancias de ganaderos. En el camino a sus predios, nos encontramos con un panorama bastante desolador: tormentas de polvo, árboles pelados y varias vacas muertas al lado del camino; la sequedad se sentía fuerte en el ambiente. El paisaje ya era un indicador claro de los estragos que estaba causando la sequía en la llanura, así que cuando llegamos al primer predio, a la casa de Daniel Coca, este nos confirmó la gravedad de lo que pasaba en el Chaco.
Nos cuenta que en todo el año cayeron solamente 400mm de lluvia:
“Este año ha sido uno de los años más críticos que hemos tenido, pese a que ha caído lluvia, pero como le digo, los soles queman mucho y las lluvias están muy distanciadas. Por ejemplo, cae una lluvia de 100 mm, pero dos o tres días con los soles se seca y la otra lluvia cae al mes, al mes y medio, entonces el pastito que está retoñando de nuevo se vuelve a quemar” nos dice don Daniel.
Para amortiguar un poco esta situación, ha comprado un poco de rastrojo para el ganado, pero pese a ello don Daniel nos cuenta que ya perdió alrededor de una veintena de cabezas de ganado, lo que para un mediano productor ganadero como él supone un gran perjuicio económico.
También pudimos hablar con Lesin Ordóñez, otro productor de la zona que fue dirigente hace unos años de la Federación de Ganaderos del Chaco (FEGACHACO), que igualmente se mostró muy preocupado por la gravedad de la sequía.
“Estamos muy preocupados porque recién estamos iniciando la sequía en realidad, recién son los primeros días de septiembre, y sabemos que las lluvias recién comienzan a caer desde octubre en adelante, y bueno… preocupados por esta situación y la verdad, ojalá que las autoridades nos puedan apoyar, puedan apoyar al sector porque como digo, yo creo que este es uno de los años más críticos.”
Don Lesin también nos comentó que, si bien el tema de la sequía está generalizado en toda la región, hay sectores que se han encontrado en estado crítico desde mucho antes.
“Sabemos que dentro del distrito 10, por ejemplo, la sequía se ha venido arrastrando mucho antes. Hemos visto amigos de aquí de Alambrada, que han estado bombeando agua desde antes de la cuarentena, entonces hasta este momento, obviamente la situación es bien crítica. Uno es el tema del agua, y el otro el del forraje.”
Don Lesin nos cuenta que tuvieron muchos casos este año de enfermedad en el ganado, y que a raíz de la cuarentena no se ha podido terminar de aplicar los tratamientos recomendados para mantener más sanas y fuertes a las vacas para este tiempo, por lo que se ha tenido que lamentar muchas bajas de cabezas de ganado. “Perder una productora, en este caso, significa mucho retraso para nosotros. Volver a tener esos animales cuesta mucho dinero y mucho tiempo.”
Sin embargo, lo cierto es que, si bien la situación climática parece empeorar con los años, los productores sí que han hecho mejoras en sus prácticas en miras de poder adaptarse mejor a estos extremos climáticos. Así don Lesin nos cuenta que hace 10, 12 años atrás, la situación era mucho más crítica ya que no contaban con ayuda de las instituciones y el servicio de agua era muy caro, pues tenía que contratar cisternas que les abastecieran cada ciertos días de agua. Pero ahora han invertido, con ayuda de proyectos en la zona también, y han conseguido construir tajamares que han resultado un gran alivio en el tema de agua:
“Yo creo que los tajamares han sido un gran acierto, el de hacer los tanques australianos, de revestirlos, ha ayudado a muchísima gente.” Nos cuenta justo adelante de un gran oasis de agua en su propiedad, producto de su esfuerzo en años pasados.
Lo último que nos cuenta don Lesin, y que es bastante esperanzador, es que, a partir de las ayudas, de los proyectos e iniciativas que han llegado al territorio chaqueño los últimos años, se ha detenido un poco la migración campo-ciudad, sobre todo de la gente joven. Ha sido un incentivo para que sus hijos se queden trabajando en el territorio porque ahora sí ven un futuro aunque claro, concluye, todavía hay mucho que hacer.
Las conversaciones que hemos tenido con estos productores, nos han dado un pantallazo de lo que se está viviendo en el Chaco en estos momentos, una de las peores sequías de los últimos años y, que además, de acuerdo a la Organización Mundial Meteorológica (OMM – WMO) y las previsiones de tendencia de ocurrencia del fenómeno de La Niña para el periodo primavera-verano en el hemisferio sur, sería el primero de un ciclo de cinco años de tendencia seca en la región del Gran Chaco Americano.
Pero también nos ha quedado muy claro que los productores están dispuestos a seguir enfrentando estas adversidades optimizando sus prácticas e invirtiendo para mejorar. Los pobladores del Chaco son un ejemplo de resiliencia ya que han conseguido prosperar en condiciones adversas y ahora también buscan innovar sus prácticas para que estas sean respetuosas con el medio ambiente, como es el caso de don Daniel Coca, un beneficiario del proyecto Vivir y Producir en el bosque chaqueño, financiado por EuroClima+ que busca mejorar la resiliencia al cambio climático en esta región y promover nuevos sistemas de producción sostenible como el Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI).
Puedes ver el reportaje en los siguientes videos
Primera parte:
Segunda Parte: