En el Reino Animal, las abejas son los insectos polinizadores por excelencia, mediante esta función, garantizan la perpetuación de muchas especies del Reino Vegetal en la tierra, con múltiples efectos que se desencadenan en correlación positiva para el medio ambiente y nuestra vida.
El 2019, en la reunión de la Real Sociedad Geográfica de Londres, el Instituto Earthwatch concluyó que las abejas son la especie más importante para el planeta y se encuentran en peligro de extinción. (https://www.brightvibes.com/its-official-the-bee-is-the-most-important-living-being-on-the-planet/).
La Reserva Natural Palo Santo que cuenta con 850 hectáreas, está ubicada en la comunidad Crevaux del municipio de Yacuiba, Departamento Tarija (Bolivia), y se encuentra en el seno de la llanura chaqueña, teniendo al río Pilcomayo a 8 kilómetros, donde los weenhayek desarrollan la pesca y los vecinos la ganadería extensiva.
100 colmenas de Apis mellifera se encuentran distribuidas en 2 apiarios (Naturaleza y Tierra), cada uno con 50, que fueron instaladas a partir de núcleos el 2021. Asimismo, debemos reconocer a nuestras abejas sin aguijón (nativas de América): la Señorita (Tetragonisca angustula), Moro moro (Melipona quadrifasciata), Burro (Scaptotrigona sp.), entre otras que, lamentablemente, se están perdiendo por el factor antrópico.
En la Reserva hay dominancia del árbol Palo Santo (Bulnesia sarmientoi) y las especies vegetales con aptitud apícola presentes son: algarrobos (Prosopis sp.), molle (Schinus longifolius), algarrobilla (Caesalpinia paraguariensis), mistol (Ziziphus mistol) y quebracho colorado (Schinopsis sp.) entre otras.
La apicultura es la crianza de abejas, pero para nosotros es algo más, es un arte basado en el respeto al insecto, enmarcado en principios de Bienestar Animal que garanticen un sistema de sociedad – producción y no explotación apícola; esto se materializa en el manejo que se realiza a las colmenas, brindándole las condiciones básicas a las abejas para su desarrollo y producción.
En esta zona agreste, donde atravesamos un tercer año del Fenómeno Niña, con precipitaciones inferiores a los 400 mm, es un reto para ambos (abeja – apicultor), hacer RESILIENCIA a radiaciones solares con índices UV de 10 y 11 (que dañan las pocas flores y afectan la fenología de las plantas), a temperaturas por encima de los 44°C y al déficit hídrico en la zona, el cual hay que suplir con agua de pozo, en recipientes de 1.000 litros cada 12 días en cada apiario y, hasta el momento, sin adición de jarabes de azúcar, toda vez que se prioriza dejarles una muy buena cantidad de reserva de miel (1,5 media alza por colmena) al final de temporada.
La planificación, constante búsqueda de información climática (AdApp entre otras) y la lectura del monte y las colmenas, nos ayudan a replantear actividades para tratar de hacer mejor, el próximo manejo.
Las abejas nos demuestran al momento, una producción parcial de más de 2,5 toneladas de una miel “NATIVA”, con certificación orgánica próximamente. Esperamos contar con su visita en algún momento.
Las cosas por mejorar, seguro las reaprenderemos en el camino, con el Ser Vivo más Importante.
Guido Saldías – NATIVA