En el marco del inicio del programa de Miel Maya Honing, una ONG belga socia de NATIVA, el responsable belga del programa, Benoit Olivier, estuvo de visita en Tarija para conocer a las y los apicultores que participan del programa. Aprovechamos una reunión con APME (Asociación de Productores de Miel Ecológica) en Emborozú del municipio de Padcaya, en el departamento de Tarija, para entrevistar a María Raimunda Vasco Lizárraga, una de las mujeres productoras y responsable administrativa de la organización.
Cuando le pedí a María permiso para entrevistarla, se puso nerviosa y tímida y me respondió que no se sentía segura de entablar una entrevista, que no tenía muchas cosas para contar. Después de haberle tranquilizado y explicado de qué se trata exactamente, aceptó contarme un poco de su historia y después de unos minutos desató su lengua y se sinceró conmigo. Resulta que sí, María tenía bastante por contarme.
María creció en el Valle de la Concepción. Ahora vive con su marido y sus dos hijas en Canchas Mayo, en el municipio de Padcaya. Ella estudió contabilidad y su relación con la apicultura empezó en el 2011 cuando hizo una pasantía en Padcaya y le preguntaron si podría trabajar y apoyar a la organización APME en la parte administrativa. En esta época, ella no conocía nada de apicultura, no tenía colmenas y nunca había pensado que la apicultura podría convertirse en una de sus actividades.
Fue cuando su hermano, que era apicultor desde hace tiempo, decidió dejar la apicultura que todo cambió para María. Las colmenas de su hermano estaban en Emborozú, por lo tanto, le quedaban lejos a él, pero ya que María trabajaba con la APME en Emborozú, ella estaba más cerca para cuidarlas. Trabajando en la organización, y estando rodeada de apicultores y apicultoras, ella también se dio cuenta de que la apicultura es una actividad que puede generar ingresos. Obviamente es un trabajo que demanda mucho tiempo y dedicación, pero si se maneja bien, se puede sacar oro de una colmena.
Así que, en el 2012, se animó a ser socia de la organización y, con 5 cajas, empezó su aventura apícola. Gracias a la asociación y a la experiencia de sus compañeros, pudo aprender el manejo básico de las colmenas.
Pero María sintió que le faltaba conocimiento y este año está pasando un curso de apicultura con el CETHA-Emborozú, una organización sin fines lucrativos de apoyo a la Educación Alternativa para campesinos y campesinas jóvenes y adultos, varones y mujeres. Ahora ella cuenta con 7 colmenas, pero, poco a poco, quiere seguir formándose y aumentar su número de cajas, aunque de momento no pretende dedicarse a la apicultura como actividad principal.
La miel que María produce está destinada a su consumo propio y, a veces, cuando las abejitas trabajan mucho y le sobra miel, ella la vende a familiares o a la asociación. De momento, consigue sacar unos 100 a 120 kilos. La apicultura cambió la vida de María en el sentido de que le permite tener ingresos mayores, pero sobre todo porque aprendió hasta qué punto la miel es un producto con muchos beneficios y cómo es importante incorporarla en la alimentación, sobre todo para sus hijitas.
Producir miel de abeja también representa problemas y dificultades. María cuenta: “uno de los problemas que más afecta mi producción es la sobrepoblación, ya que siempre más personas se vuelven apicultores y los recursos florales a veces no son suficientes”, lo que hace que sus abejas produzcan menos miel. Por ejemplo, la producción del año pasado ha sido muy baja para todos los productores de la región.
Otro motivo de esta bajada en la producción es el cambio climático. María explica: “el año pasado ha sido muy seco, hubo una sequía cuando daban flores y luego empezó la lluvia y listo”. Cuando hay sequías no hay floración, o esta dura poco tiempo antes de que las flores se sequen y entonces no le da tiempo a la abeja para que haga miel. Otros enemigos de la colmena son algunos animales: el tocoro, un animal pequeño que rompe la caja y se come la miel, entonces las abejas se van. También hay pájaros que se comen las abejas.
Los únicos productos que María utiliza en su colmena son productos semi orgánicos contra la varroa, un ácaro que vive como parásito externo en las abejas alimentándose de su hemolinfa. Lo demás, María lo hace de forma completamente natural. Sus colmenas están ubicadas en zonas donde crecen los cítricos de su papá y de su hermano, que no usan químicos. Ella describe: “mi miel tiene ese sabor más suave, ese aroma a cítrico”.
La actividad principal de María es su cargo administrativo en la asociación APME. Lo que le gusta de ser socia de la organización, es que todos los productores se ayudan los unos a los otros con el manejo de las colmenas y sobre todo en la época de la cosecha que es más pesada. En el 2021, en el marco del quinquenio anterior (2017-2021) de Miel Maya Honing, se implementó un sistema de promotores, donde apicultores con más experiencia apoyaban con sus conocimientos técnicos. “Somos pocas las personas que son apicultores y que aprendieron sobre la marcha, la mayoría de los socios son técnicos medio, algunos son auxiliar, ellos tienen conocimiento”.
En NATIVA, buscamos apoyar los procesos de empoderamiento de las mujeres, así como el trabajo asociativo. El ejemplo de María, incentivada por los miembros de la asociación APME a embarcarse en un negocio apícola, es exactamente el tipo de historias que necesitamos contar para demostrar que la asociatividad es un sistema que funciona y que las mujeres también son capaces de emprender.
Lisa Wolwertz – pasante del programa de Miel Maya Honing en Bolivia