IMPORTANCIA DEL PILCOMAYO PARA SOSTENER LOS MEDIOS DE VIDA DE LA POBLACIÓN RIBEREÑA
El Pilcomayo es un río maravilloso, ha sido explorado por varios expedicionarios con el objetivo de conocer el recorrido y las condiciones de navegabilidad. Entre los primeros expedicionarios están Sebastián Gaboto que, en agosto de 1527, descubre el río Paraná y a través de éste llega al río Pilcomayo en busca de las “Sierras de la Plata”, pero las dificultades que le presenta una marcha por tierras hostiles, corrientes caudalosas, enjambres de mosquitos y alimañas, lo hacen retornar río abajo al Paraguay.
También al capitán Page (1890 – 1891) se le encomendó como parte de la armada, la realización de expediciones por los río Bermejo y Pilcomayo, ríos escasamente explorados y que exigían un pronto y preciso conocimiento por la influencia que tenían para el porvenir de la República, pero la hostilidad de los orejudos, pilagás y tobas, aborígenes chaqueños que temían que la Bolivia (buque) siguiera “invadiendo lo que consideraban su tierra”, la muerte del capitán y las enfermedades que enfrentó su tripulación, terminaron por impedir la exploración.
Por otro lado Jules Crevaux, médico y explorador francés realizó una de las más famosas expediciones del río Pilcomayo iniciando su recorrido un 19 de abril del 1982 en el actual Villa Montes; sin embargo, 112 km aguas abajo, su suerte cambió, fue atacado y asesinado junto a su tripulación, probablemente por una tribu hostil de tobas.
Estos exploradores se asombraron del Pilcomayo ante su tamaño y majestuosidad, y muchos dejaron testimonios escritos de ello. Asombro causaba también la exuberancia, muchas veces atemorizante, de su naturaleza y la de los bosques que lo bordeaban, de los innumerables caimanes, felinos, aves y peces que lo habitaban y de la riqueza de sus tierras. Así también de los habitantes de sus márgenes y sus condiciones de vida, en aquellos entonces, aun considerados salvajes.
El río y su importancia para el Departamento de Tarija y el Chaco.
El francés Arthur Thouar era uno de los primeros autores que habla sobre la pesca en los alrededores de Villa Montes. En un texto fechado en mayo de 1886 escribe:
“Todos esos parajes son salvajes y desérticos; los aborígenes de las misiones, tobas y chiriguanos en la ribera izquierda, Matacos y Noctenas en la derecha se disputan el privilegio de la pesca”. Cuando abundan los peces, es curioso seguir los preparativos de los nativos para pescar: los pescadores instalan grandes diques en los cuales persiguen y capturan sus presas a pedradas, se dedican a esto día y noche con el fin de no perder nada. Entre ellos mantienen sus braseros encendidos, limpian el pescado y lo asan sujeto entre las ranuras de una caña; todas las partes grasosas son cuidadosamente recogidas y dispuestas cerca del fuego en los entrenudos de una gramínea, sirven para rociar la carne, de esta manera es muy sabrosa. Las mujeres quedan excluidas de estos ágapes, una vez satisfechos y hartos los pescadores se integran a sus moradas.
La pesca en el río Pilcomayo es, sin lugar a dudas, una de las actividades más importantes para los pobladores de sus riberas. Generación tras generación los originarios se han alimentado del pez sábalo, actividad que fue creciendo de forma comercial en el año 50 del siglo pasado con el desarrollo del Chaco y el departamento de Tarija.
El Pilcomayo forma un vínculo muy especial con sus habitantes y su entorno, es sustento de vida, alimento, refugio, medicina, abastecimiento de agua, identidad social, cultural y religiosa, pero lamentablemente son varios las problemas que enfrenta y que amenazan con la vida de los pueblos ribereños como ser: la contaminación minera en la cuenca alta, los hidrocarburos, el sobre pastoreo de ganado, la expansión de la frontera agropecuaria y el uso de agroquímicos, la deforestación y tala indiscriminada de árboles, la intención de mega proyectos hidráulicos en la cuenca media, la extracción de áridos y agregados sin control, el cambio climático, la sobre pesca, los desechos urbanos y aguas residuales, el desvío de sus aguas con fines agrícolas, pecuarios, entre otros.
Propuesta: necesitamos proteger el Pilcomayo
Debemos mirar hacia adelante, hacia el futuro de las nuevas generaciones y la conservación de la biodiversidad de la cuenca, con el enorme valor económico, ecológico y socio cultural que representa el Pilcomayo.
Se ve como necesario trabajar medidas de protección sobre el área del río Pilcomayo, que permitan conectar ecosistemas dispersos, facilitando el flujo de especies y nutrientes. La dinámica hidrológica y ecológica del Pilcomayo es clave para la productividad y resiliencia del Gran Chaco, lo que resalta la urgencia de su conservación y manejo integral.
En este contexto, generar medidas de conservación sobre el área de influencia del río Pilcomayo, responde a la necesidad de preservar las funciones ecológicas y servicios ambientales del río. La protección del río y de sus riberas implica la conservación de ecosistemas que se encuentran en la transición entre el Chaco Serrano, el Gran Chaco y el bosque tucumano boliviano, garantizando la conectividad ecológica y la sostenibilidad de los medios de vida de las comunidades indígenas y campesinas de la región.
Además, a partir de estas medidas se podrá trabajar en modelos de adaptación al cambio climático, fortaleciendo la resiliencia ante sequías e inundaciones y promoviendo soluciones basadas en la naturaleza. Se impulsarán estrategias de desarrollo sostenible capaces de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos de las futuras generaciones, esto no podemos hacerlos solos, tenemos que trabajar juntos por un solo objetivo: “Preservar el Pilcomayo porque Pilcomayo somos todos”.
La Bolivia (Buque) separando un raigón entre los Diques 6 y 7. Archivo del Departamento de Estudios Históricos Navales, Argentina.
La Bolivia (buque) en el Dique nº 7. Archivo del Departamento de Estudios Históricos Navales, Argentina.
Municipio de Villa Montes y el río Pilcomayo. Imagen Dron: Kiko Avilés
Pesca de sábalo en el río Pilcomayo por indígenas Weenhayek. Imagen: César Pizarro Ríos