IMPACTO DE INCENDIOS Y CAMBIO CLIMÁTICO EN LA APICULTURA DE LA CHIQUITANÍA
La apicultura en la Chiquitanía se enfrenta a una grave crisis debido a los incendios forestales y la sequía extrema, obligando a las abejas a abandonar sus colmenas y afectando gravemente la producción de miel. Las abejas silvestres se han calcinado con el bosque.
¿Qué está ocurriendo con la apicultura asociativa en los bosques ?:
Desde 2019, los apicultores de la Chiquitanía enfrentan un desafío constante: los cambios climáticos severos, prolongadas sequías, temperatura superior a 40 grados y devastadores incendios forestales, están alterando el comportamiento de las abejas, especialmente de las especies Apis y Meliponas. Estos insectos polinizadores, conocidos por su alta sensibilidad ambiental, han comenzado a migrar en busca de ambientes más seguros, abandonando sus colmenas y disminuyendo drásticamente la producción de miel.
Las Abejas al no poder mantener la temperatura y humedad estable en su cámara de cría, están sacrificando sus larvas para alimentarse y migrar para sobrevivir, lo que impacta directamente en la producción apícola. A temperaturas superiores a los 40 grados centígrados, las colmenas luchan por mantener la temperatura interna estable, trayendo agua y batiendo sus alas para crear humedad, pero a pesar de sus esfuerzos muchas no logran sobrevivir al calor extremo, la falta de agua disponible y al humo.
Técnicos de ADAPICRUZ monitorean los efectos del fuego en los apiarios de San Lorenzo del Lomerío y Los productores Chiquitanos, controlan los desmontes y chaqueos en su territorio, alertando sobre su actividad con abejas. Foto: Osvaldo Soruco Aponte
Prevención y adaptación, un gran esfuerzo de resiliencia
A pesar de la grave situación, los apicultores han implementado medidas preventivas, como sistemas de alerta temprana y la migración de colmenas a áreas menos afectadas, duplicar las reservas, alimentación nocturna de apoyo, agua disponible en el apiaro, coberturas de sombra y, principalmente, la limpieza estricta de apiarios y sus alrededores. Estas estrategias han ayudado a evitar la quema total de colmenas, aunque las pérdidas por migración siguen siendo significativas, especialmente en San Antonio del Lomerío, Concepción y San Javier. En estas zonas, hasta un 30% de las abejas han desaparecido, resultando en la pérdida total de la cosecha para muchos productores.
En otras regiones no afectadas directamente por incendios, la sequía ha retrasado y disminuido sensiblemente la cosecha de miel, hasta la llegada de un par de lluvias en julio y agosto. Sin embargo, los rendimientos han caído en un 20 a 40% en rango, agravando aún más la crisis apícola.
Foto: ADAPICRUZ
