En el corazón del Gran Chaco, un grupo de talentosas mujeres indígenas transforma sus raíces y conocimientos ancestrales en piezas únicas de arte nativo. Más de 50 artesanas del pueblo Weenhayek, provenientes de las comunidades de Bajo Luna y La Ceiba, se han sumado a Alma de Monte, una estrategia de comercialización que da vida a un modelo artesanal sustentable, auténtico y exclusivo. Esta iniciativa no solo pone en valor las tradiciones culturales de estas mujeres, sino que también impulsa un motor de desarrollo económico que genera oportunidades en sus territorios. Cada objeto es una obra maestra hecha a mano, elaborada con técnicas ancestrales y materiales naturales, lo que refuerza el compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad.
Tejidos realizados con fibra de Carahuata
Hablamos de historias que conectan ya que el arte nativo no es solo un producto, es una historia de manos laboriosas, de paisajes vírgenes y de un vínculo profundo con la naturaleza. Los diseños de Alma de Monte no solo adornan hogares, sino que cuentan relatos de tradiciones y conexiones profundas con el entorno. Esta estrategia busca que cada pieza sea una experiencia y un impacto real en las comunidades indígenas.
El empoderamiento de estas mujeres va más allá de la economía. A través de esta iniciativa, las artesanas fortalecen sus vínculos sociales, rescatan tradiciones que podrían perderse con el tiempo y lideran el cambio en sus comunidades al demostrar que es posible generar ingresos respetando el medio ambiente.
Alma de Monte es un puente entre culturas, conectando lo local con lo global, a través de piezas que nacen en el Chaco y ahora llegan a mercados que valoran lo auténtico, lo sustentable y lo hecho con propósito. Esta iniciativa no solo acerca al público diseños únicos, sino que también permite que más personas formen parte de una historia de valoración cultural, innovación y desarrollo sostenible.
Con cada compra, se apoya un modelo de negocio ético que prioriza el respeto por la naturaleza, la dignidad de las artesanas y la protección de los ecosistemas del Gran Chaco. El arte nativo no es solo una expresión cultural; es un motor de transformación. Invitamos a todos a descubrir la riqueza del Gran Chaco a través de estas creaciones, apoyando a las mujeres que están liderando este movimiento. Con Alma de Monte, no solo llevamos arte a nuestros hogares, sino que construimos un puente hacia un futuro más justo y sostenible que cada vez teje mas redes en el territorio.