HACIA LA RESERVA ECOTURÍSTICA Y MONUMENTO NATURAL CAÑÓN DEL PILAYA: UN MODELO DE CONSERVACIÓN PARTICIPATIVA
Ubicado en el municipio de San Lorenzo, el Cañón del Pilaya se erige como un ecosistema singular donde la majestuosidad natural converge con un legado histórico y cultural invaluable. Esculpido a lo largo de millones de años por la fuerza del agua, este coloso geológico alcanza profundidades superiores a los 3,000 metros, exhibiendo formaciones rocosas que narran una historia de transformaciones geológicas milenarias. Su belleza paisajística excepcional alberga una biodiversidad única, consolidándolo como un sitio clave para la conservación en Bolivia.
En el marco del proceso de declaratoria de la «Reserva Ecoturística y Monumento Natural Cañón del Pilaya», se ha realizado un diagnóstico biofísico y socioambiental exhaustivo. Los resultados destacan no solo la urgencia de su protección, sino también la riqueza biológica y el delicado equilibrio ecológico que caracteriza este entorno. La voz de las comunidades locales ha sido clave en este proceso, reflejando un compromiso genuino con la preservación de este santuario natural.
Uno de los datos más impactantes del estudio es la confirmación visual del cóndor andino (Vultur gryphus), capturado en imágenes que confirman su hogar en los imponentes farallones del cañón. Esta ave, símbolo nacional de Bolivia y emblema de la cosmovisión andina, encuentra en estos acantilados un hábitat óptimo para su reproducción y anidación. Considerada una especie vulnerable, su presencia en la zona refuerza la necesidad de establecer medidas de protección efectivas para su conservación. Otra prueba fotográfica irrefutable confirma la existencia del esquivo oso andino (Tremarctos ornatus), una especie clave en los ecosistemas altoandinos y bosques montanos. Su rol como dispersor de semillas y regulador ecológico lo convierte en un indicador esencial del equilibrio ambiental. La detección de esta especie en el Cañón del Pilaya resalta su valor ecológico y refuerza la urgencia de preservar su hábitat natural. Las imágenes obtenidas en este diagnóstico no solo representan un testimonio científico valioso, sino que también transmiten la belleza y fragilidad de un ecosistema que necesita protección urgente.
La notable diversidad de pisos ecológicos del Cañón del Pilaya, que transitan desde el Páramo Altoandino (3,000 msnm), con pastizales adaptados a condiciones extremas, pasando por los Bosque de Polylepis (2,800 – 3,800 msnm), clave en la regulación hídrica, el Bosque Nublado (1,500 – 3,000 msnm), con alta humedad y biodiversidad endémica, el Bosque Chaqueño Serrano (1,000 – 2,000 msnm), dominado por especies xerofíticas, hasta los Ecosistemas Riparios del Río Camblaya (1,200 – 1,400 msnm), con hábitats cruciales para fauna acuática. genera una variedad de medios que sustentan una riqueza biológica excepcional. La coexistencia de ecosistemas de transición entre los valles y los bosques de yungas proporciona refugio a una amplia gama de especies de flora y fauna, muchas de ellas con categorías de conservación especial, incluyendo una notable variedad de mamíferos, aves y anfibios, muchos de ellos endémicos o en riesgo. La flora, adaptada a las condiciones particulares del cañón, varía entre bosques húmedos y zonas áridas, subrayando la necesidad de implementar estrategias de manejo y conservación integradas que aseguren su preservación.
Más allá de su riqueza natural, el Cañón del Pilaya encierra un invaluable legado cultural. Entre sus tesoros se encuentran las ruinas de la Iglesia de Pilaya, un símbolo religioso e histórico para las comunidades locales. Además, se han documentado pinturas rupestres que evidencian la presencia ancestral de culturas precolombinas en la región. Estos vestigios históricos refuerzan la necesidad de proteger el área no solo por su biodiversidad, sino también como un reservorio cultural que conecta el presente con el pasado.
La protección del Cañón del Pilaya no es solo un esfuerzo de científicos y autoridades, sino un compromiso colectivo que involucra a quienes han habitado este territorio por generaciones. Gracias a la articulación con el Concejo Municipal de San Lorenzo y NATIVA, se han desarrollado reuniones participativas con las nueve comunidades clave: Colorados Norte, Yumasa, Noques, Acheral de la Peñas, Mandor Grande, Mandor Chico, Molle Huayco, Cerro Redondo y Melón Pujio. Estos encuentros han permitido socializar los hallazgos científicos y la propuesta de ley de creación del área protegida, incorporando las inquietudes y aspiraciones de los pobladores. La gobernanza participativa es un eje central de la iniciativa, asegurando que la conservación del cañón vaya de la mano con el bienestar de sus habitantes.
La propuesta de declaratoria contempla estrategias de conservación sólidas, construidas en colaboración con la población local, garantizando una gobernanza participativa y promoviendo el ecoturismo como una vía hacia el desarrollo sostenible. Las comunidades involucradas manifiestan un fuerte apoyo a la iniciativa, reconociendo la necesidad de generar oportunidades económicas a través de un turismo responsable que respete y preserve el entorno. Se contemplan actividades como el cicloturismo, aprovechando la espectacularidad de la carretera de alta montaña, y el fortalecimiento de la producción local con Turismo comunitario, basado en la producción local de tubérculos, verduras, frutas, quesos de cabra y otros productos de alto valor; además del turismo de bienestar, aprovechando las aguas termalesal frente del Río Camblaya para acciones terapéuticas. Estas iniciativas permitirán generar ingresos para las comunidades sin comprometer la integridad ecológica del cañón, consolidando un modelo de conservación basado en el aprovechamiento responsable de sus recursos.
El Cañón del Pilaya representa un patrimonio natural y cultural de incalculable valor. Su protección no es solo una responsabilidad ambiental, sino un compromiso con la identidad, la historia y el bienestar de las comunidades que lo habitan. La evidencia científica, el respaldo comunitario y la visión de desarrollo sostenible se conjugan en una iniciativa que busca garantizar la conservación de este tesoro para las generaciones futuras. Con un sólido respaldo social y político, el Cañón del Pilaya avanza hacia su consolidación como un área protegida ejemplar en el Municipio de San Lorenzo – Bolivia. Su preservación es una oportunidad histórica para demostrar que la conservación y el desarrollo pueden coexistir armónicamente, asegurando un futuro donde la biodiversidad y la cultura florezcan en equilibrio. Unidos, podemos lograr que este santuario natural y cultural perdure como un legado de vida para Bolivia y el mundo.