Velando por la preservación de las funciones y servicios ecosistémicos
La laguna Cáceres en el extremo este de Bolivia, es una referencia obligada de la hidrografía de nuestro país, hasta hace un par de años fue una magnifica muestra del Pantanal boliviano con una profundidad media de 5 metros y un espejo de agua de unos 30 Kms2 que no pasaba desapercibida para ningún visitante que se encuentre por la zona; la última vez que se la vio con agua fue en julio de 2019, luego vinieron los grandes incendios de ese año y una sequía como no se veía en décadas durante el 2020. Hoy después de dos años, sigue totalmente seca, con la añoranza de los habitantes del lugar de, ojalá, volver a verla con su esplendor de antaño.
Esta laguna, que además de tener un gran valor desde la conservación de la biodiversidad, pues forma parte del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Otuquis; también tiene un carácter fundamental y estratégico para la economía boliviana, pues hasta hace un par de años, era nuestra única conexión con el río Paraguay por medio del canal Tamengo. El sistema portuario fluvial del Canal Tamengo, ubicado a 650 km de la capital cruceña, es un eslabón fundamental en la logística de exportación para el sector agro productivo de la región, siendo el conector fluvial con la Hidrovía Paraguay-Paraná, por la cual distintos productos bolivianos llegan a mercados internacionales.
Este canal, que fue inaugurado en 1988 con el inicio de operaciones en Puerto Aguirre, cobró en los últimos años gran importancia, pues se sumaron inversiones privadas para instalar sus propios puertos y aprovechar esta hidrovía; seguramente los trabajos que se hicieron en años recientes para ampliar esta obra y posibilitar el ingreso de embarcaciones de mayor calado, tuvieron mucho que ver con la velocidad de drenaje de la laguna y su actual desecamiento.
La misma suerte corrieron o están corriendo otros cuerpos de agua de gran importancia, como el lago Poopó en Oruro o las lagunas de Tajzara en Tarija que, si bien no llegaron a secarse, disminuyeron tanto en su nivel de agua que prácticamente causaron la desaparición, al menos temporal, de gran parte de su fauna.
Sin duda el cambio climático es un factor que explica una parte de lo que pasa con estos cuerpos de agua, pero otra parte de la explicación la encontraremos debido a que, en la mayoría de los casos, las acciones e intervenciones poco planificadas que llevamos adelante, terminan siendo nuestra propia tragedia, pues al afectar sistemas naturales que están brindando servicios ambientales de calidad, también estamos afectando nuestra propia economía, como se puede evidenciar no solo en el caso del canal Tamengo, sino en la propia hidrovía Paraguay – Paraná, que en los últimos meses ha registrado los niveles más bajos de su historia.
Algunos argumentan que todo esto es parte de grandes ciclos de la naturaleza que ocurren cada 5 o 7 décadas y que es algo poco menos que natural y que pronto todo volverá a la acostumbrada normalidad que hace posible nuestra vida y economía cotidiana; sin negar la existencia de estos grandes ciclos naturales, es claro que cada vez nuestras acciones impactan más en los sistemas naturales; año tras año, quemamos solo en Bolivia millones de hectáreas, contaminamos nuestros ríos con miles de toneladas de mercurio, deforestamos cientos de miles de hectáreas, extraemos millones de metros cúbicos de maderas de gran valor, entonces, está claro que nuestro accionar no es para nada inocuo y que seguramente todo esto nos terminara pasando una gran factura.