El Proyecto NANUM Mujeres conectadas, ejecutado en Bolivia por NATIVA, considera fundamental, la formalización, como mecanismo que le da el respaldo legal a grupos de mujeres vinculadas al Proyecto, quienes desde su conformación carecían de tal documento.
En las comunidades donde existen los Centros de Conectividad, la brecha de desigualdad ha mostrado un impacto más severo cuando hablamos de la situación de las mujeres rurales tanto campesinas como indígenas. Esta realidad no condice con el hecho de que varias de estas mujeres son las que lideran al menos la mitad de la producción de alimentos para la familia e incluso, otros ingresos que generan de los excedentes de producción, con los cuales cubren otras necesidades fundamentales.
Una forma de superar esta invisibilización del aporte de la mujer, es la formalización de sus iniciativas grupales, a través de la obtención de personería jurídica, lo que conlleva a consecución de estatutos y reglamentos, requisitos que finalmente da lugar al nacimiento de una estructura organizacional que posteriormente les facilita el acceso a asistencia técnica, créditos, vínculos con instituciones públicas y privadas e identidad grupal dentro y fuera de sus comunidades.
Son 3 los grupos de Mujeres que nacen a la vida jurídica mediante la obtención de la Personeria Juridica como Asociación, pertenecen a las comunidades de Chimeo y Tahiguaty en el municipio de Villa Montes, y San Francisco del Inti en el municipio de Yacuiba.
En la actualidad, los grupos se han convertido en Asociaciones productoras, mediante pequeños proyectos productivos derivados de las economías campesinas del autosustento, al ser fortalecidos por Nativa mediante el desarrollo de capacidades técnicas, capacidades de liderazgo, y por otro con financiamiento de equipamiento en tecnologías digitales y conectividad, e impulso en la creación de emprendimientos productivos entre otros, lo cual ha generado una mayor eficiencia y sustentabilidad de sus iniciativas económicas, aumentando no solo su producción, sino, que ha permitido a las organizaciones de mujeres campesinas introducir sus productos en mercados y grupos de consumo locales.
La formalización mediante la personería jurídica, sumado al desarrollo de capacidades técnicas y emocionales, más el aumento de sus ingresos económicos que las mujeres están llevando a sus hogares, ha mejorado su acceso y el de sus familias a una mejor calidad de vida, lo que incluye, en algunos casos, a la disminución de las violencias basadas en género.