No todos los bolivianos conocen el río Pilcomayo y, sin embargo, este río forma parte de nuestras vidas directa o indirectamente a pesar de que la mayoría de nosotros no nos detengamos a pensar en ello. Aún si usted se encuentra al otro lado del país, o incluso fuera de nuestras fronteras, es posible que en algún momento de su vida haya podido consumir sábalo proveniente del río Pilcomayo, y en caso de que no haya tenido esta suerte seguramente al menos sabe que este es uno de los peces más consumidos en el país.
Tradicional pescado a la mordaza
Pesca tradicional weenhayek con red tijera
Pesca con red
Niño Weenhayek
El Pilcomayo también es y ha sido escenario de momentos históricos para nuestro país, siendo testigo de hitos que van desde el asentamiento de nuestros pueblos indígenas antes de la fundación de la república, hasta el crecimiento económico del país debido a la explotación de hidrocarburos, sin olvidar que fue testigo de momentos históricos durante la guerra del Chaco.
Es posible que en algún momento el lector también haya podido consumir la carne o el maíz proveniente de esta región de Bolivia, además de la miel que se destaca por su calidad (incluso reconocida con premios a nivel mundial) o quizás haya utilizado carbón para encender su parrilla sin saber que este provenía de los bosques de las riberas del Pilcomayo.
Podríamos seguir enumerando muchas otras formas en las que el Pilcomayo ha tocado nuestras vidas, incluso si es de forma lejana para quienes nunca lo han visitado, tomando en cuenta otros ámbitos tan variados como la cultura o la milicia, pero tal vez es más importante reconocer su impacto en la vida de las poblaciones locales. El Pilcomayo es fundamental para la cultura, las creencias, la seguridad alimentaria, la gobernanza, la educación y absolutamente todos los aspectos que son parte de la vida de quienes habitan sus orillas, principalmente de los pueblos indígenas que están viendo cómo parte de su historia y de sus vidas se les escapa de las manos. La pesca, la recolección, la creación de artículos de arte nativo y la apicultura, entre otras actividades que realizan las comunidades guaraníes weenhayek y tapiete, se ven afectadas por la disminución de la calidad de los ecosistemas del río. Se pone muy difícil la vida de las personas cuyas actividades giran en torno a lo que el río puede ofrecerles si cada día crecen sus amenazas.
Artesana Weenhayek
En este sentido, estas naciones indígenas se encontraron el pasado 27 de noviembre en Villa Montes en un diálogo donde se trataron las dificultades que enfrentan, principalmente en el desarrollo de la pesca, actividad fundamental para ellos. Al finalizar este encuentro, se generó un manifiesto que estableció entre sus conclusiones el pedido de los asistentes a que se tomen medidas legales de protección del río Pilcomayo, resaltando la urgencia de la implementación de las mismas.
Es importante comprender que el Pilcomayo es un río tan grande que nos impacta a todos, y hacer eco de la urgencia de su conservación debe ser prioridad para cada uno de nosotros.