A finales de octubre de este año, la COP16, celebrada en Cali, Colombia, se consolidó como un espacio crucial para abordar los retos derivados de la crisis de biodiversidad. Bajo el lema «Paz con la Naturaleza», la cumbre se centró en los problemas y desafíos que amenazan la conservación global de la biodiversidad, un tema que ha cobrado especial relevancia debido a las múltiples amenazas que enfrenta el planeta.
El Gran Paisaje Chaco-Pantanal, que abarca más de 12 millones de hectáreas en Bolivia y 8 millones en Paraguay, se presenta como una esperanza para la conservación de la biodiversidad. Este territorio es conformado por varios ecosistemas que albergan una importante diversidad de flora y fauna, incluidas especies emblemáticas como el jaguar y varios grandes mamíferos. Además, es vital para la vida de los pueblos indígenas y sustenta el bienestar y la producción de las comunidades. Con más de nueve áreas protegidas, el Chaco-Pantanal se configura como un refugio esencial para la vida en el planeta.
Sin embargo, este valioso paisaje enfrenta desafíos significativos, entre los que sobresalen los devastadores incendios forestales. En respuesta a esta problemática, la organización NATIVA, principal impulsora de la conservación con un enfoque paisajístico integral, organizó un evento paralelo en la COP16, el objetivo era dar a conocer al mundo, y especialmente a los participantes e instituciones presentes en la cumbre, una estrategia de conservación integral que ha demostrado ser eficaz. Durante el evento, se presentaron los avances más relevantes de esta estrategia, así como los efectos catastróficos de los incendios forestales de 2024, que arrasaron más de 10 millones de hectáreas en Bolivia, causando la pérdida de innumerables especies de flora y fauna.
A pesar de la magnitud de esta tragedia, el evento resaltó una victoria significativa: la protección del Área de Conservación Integral (ACIE) Ñembi Guasu que gracias a un esfuerzo colaborativo entre comunidades locales, gobiernos, bomberos forestales, guardaparques y organizaciones de la sociedad civil, se logró salvar esta vital área y su biodiversidad de las destructivas llamas.
Asimismo, el evento brindó un espacio para presentar las innovadoras experiencias de gestión de áreas protegidas, lideradas por los pueblos indígenas guaraníes. Un ejemplo destacado es el ACIE Ñembi Guasu, que forma parte de uno de los corredores de conectividad más extensos de la ecorregión del Chaco, en transición con la Chiquitanía y el Pantanal. Además, se subrayó la importancia del río Pilcomayo, una de las principales venas hídricas del Chaco, como un componente clave en la estrategia de conservación de la región.
El evento también contó con la participación de actores clave de la cooperación internacional, quienes identificaron al Gran Paisaje Chaco-Pantanal como una estrategia viable, innovadora e integral para la conservación de la biodiversidad, el bienestar de los pueblos indígenas y sus medios de vida.
Creemos firmemente que la iniciativa del Gran Paisaje Chaco-Pantanal contribuye al cumplimiento de los objetivos más ambiciosos de la COP16, tales como: «conservar al menos el 30% de las zonas terrestres, marinas y costeras a nivel mundial» y «minimizar el impacto del cambio climático en la biodiversidad, recuperando especies y hábitats». La estrategia, fundamentada en una visión integral de los ecosistemas, ofrece una hoja de ruta para enfrentar los desafíos de la crisis de biodiversidad, brindando esperanza para la preservación de uno de los ecosistemas más valiosos del planeta.