El parque nacional Otuquis, se encuentra en el departamento de Santa Cruz justo en la frontera con Brasil y Paraguay, países con los que compartimos el gran ecosistema de El Pantanal.
El pantanal es el humedal más grande del mundo, abarca una extensión de casi 20 millones de hectáreas constituyéndose en el 3% de la totalidad de los humedales del mundo y en él conviven especies simbólicas como los caimanes, siendo la ecorregión que más cantidad de especímenes de estos presenta, aproximadamente unos 10 millones. También es un lugar con una de las poblaciones más densas de jaguares, que a menudo cazan caimanes; y muchas otras especies entre las que destacan la guacamaya azul, el carpincho, el tapir, el oso hormiguero, anacondas, nutrias, venados, tucanes y muchas más especies de reptiles, aves y mamíferos.
Muchas de estas especies pueden ser fácilmente observadas ingresando al parque nacional Otuquis donde al lado del camino se forman varias lagunas que albergan a estos animales. El recorrido por la carretera que atraviesa el parque hasta Puerto Busch es un verdadero safari y una invitación a la fotografía de naturaleza, además de una zona clave para dejar cámaras trampa y poder captar el paso de varios animales más difíciles de observar, como el Jaguar.
Pero a pesar de toda la belleza que se puede observar, es notorio ver también que la sequía que está asolando varias regiones del país, ha hecho mella también en El Pantanal. Lo que otrora fueron amplias llanuras inundadas se han reducido a pequeñas lagunas en el último tiempo y uno de los lugares más icónicos de El Pantanal boliviano, como es Laguna Cáceres, se ha secado casi al completo. Evidentemente esto es consecuencia de los incendios que asolaron el año pasado y este, amplias zonas del pantanal y, a pesar de la rápida regeneración que presenta este ecosistema por su humedad, los efectos aún se pueden sentir.
El director del parque Otuquis, Alberto Bazán, nos cuenta que nunca se había visto al río Paraguay tan bajo en los últimos 20 años y, de hecho, los barcos no están circulando por la poca cantidad de agua. Espera que ahora que vuelven las lluvias, la situación pueda mejorar, especialmente para los animales que son quienes más sufren esta sequía.
Otro desafío al que se enfrentan los funcionarios del SERNAP, nos dice Bazán, es la cacería ilegal. Si bien hay dos puestos de control, uno militar a la altura del cerro Mutún y otro del SERNAP a la entrada del parque, muchos ingresan con la excusa de pescar en el río Paraguay y esconden en sus autos escopetas y armas de caza. A veces los guardaparques son amenazados por estos cuando intentan hacer el control, porque consumen bebidas alcohólicas y se ponen violentos.
Lo cierto es que el Otuquis es un parque increíble, sobre todo por la gran biodiversidad que lo habita y la posibilidad de avistamiento directo de la mayoría de las especies. Con más apoyo de las autoridades podría convertirse en un destino ecoturístico fundamental siempre y cuando exista un estricto control y los guardaparques sean respaldados en sus labores de cuidado, pero mientras esto no sea así, Otuquis seguirá siendo una de los tantos parques maravillosos que tiene nuestro país que solo unos pocos privilegiados podremos conocer.