La pandemia no era algo previsible ni imaginable para nadie hasta hace un par de meses atrás. Parece que estuviésemos viviendo una película de ficción y los protagonistas somos todos nosotros. Parte de la narrativa sucede en las calles cuando salimos a hacer las compras, según el día que corresponda. Ahí observo detenidamente la trama.
Veo una ciudad diferente. Existe menos gente en las calles, pocos autos, más bicicletas, no se escuchan bocinas, no hay congestionamiento de tráfico, por lo tanto, tampoco hay contaminación atmosférica causada por los gases que despiden los vehículos viejos; las calles están relativamente limpias, con muy poca basura, el cielo increíblemente celeste con el canto de los pájaros que nos acompañan todos los días. Es un recorrido diferente, más allá de la tensa calma en el ambiente, la ciudad al igual que la naturaleza respira por primera vez en décadas.
La vida ha dado un giro radical. Pienso, que cuando todo se normalice podríamos salir de nuestras casas reinventados, cambiando nuestra lógica de vida, sobre todo la de consumo exagerado. Luego de todo lo vivido, definitivamente, tendríamos que empezar una nueva vida y marcar la diferencia.
Es irónico, mientras los seres humanos estamos vulnerables y en algunos casos, casi en estado de indefensión frente a la pandemia, la naturaleza disfruta de una increíble salud ambiental, demostrando que no somos indispensables, al contrario, nosotros necesitamos de ella, entonces, es mejor cambiar nuestra actitud y malos hábitos y lograr convivir sin explotarla.
¿Cómo me imagino nuestra nueva vida, luego de la pandemia Covid 19?, en primer lugar, mayor empatía entre todos y respeto al prójimo, compartir más tiempo con nuestros seres queridos, cocinar más en casa, caminar, andar en bicicleta, plantar árboles y comer sano, entre otras prácticas.. En definitiva, retomar algo de la forma de vida de nuestros abuelos y padres. Tenemos que cambiar algunos hábitos y sobre todo la forma de ver y tratar a la naturaleza y todo aquello que la rodea.
¿Cómo empezamos?, cambiando nuestra forma de pensar respecto a la responsabilidad que tenemos frente al entorno, por lo tanto no sólo corresponde a las autoridades de turno, la ciudad es nuestra y debemos cuidarla, empecemos por NO BOTAR MÁS BASURA dentro y fuera de las casas y separar los residuos.
EMAT no está en condiciones de recoger basura diferenciada, entonces, los ciudadanos podríamos entregar menos basura. Esa es una tarea muy fácil, tengamos tres basureros: uno para botellas plásticas y de vidrio y otros materiales que se pueden reciclar, dos para los restos de verduras y frutas, material útil para la fabricación de nuestro primer abono orgánico y tres, lo que no se puede conservar, entregar al carro basurero, ahí nos daremos cuenta que la bolsa redujo su volumen casi en un 50%. ¿Se imaginan, lo que implicaría entregar la mitad de lo que usualmente entregamos a EMAT?
No es una tarea difícil rescatar los residuos, se requiere un poco de disciplina, amor propio y amor al prójimo. Con el cambio de un solo hábito, estaremos empezando una transformación importante que nos beneficia directamente y como consecuencia la naturaleza obtiene un respiro. Todos queremos vivir mejor, para ello, tenemos que hacer nuestra parte. No dejemos la carga siempre al gobierno Municipal y a EMAT.
Por qué pienso en los residuos y la basura como una prioridad, porque, además del Covid 19, en Tarija, los casos de dengue y chikunguña son altos, y la proliferación de los zancudos enfermos está directamente relacionada con los malos hábitos respecto a la basura; y como consecuencia de ello, tenemos mucha gente enferma, cuyas vidas están en peligro y no tenemos las condiciones ni recursos en los centros de salud para cuidarlos y curarlos.
Marquemos la diferencia, nos preparemos para la nueva película, tomemos la decisión de administrar seriamente los residuos y la basura, demos un primer paso, atendamos la salud ambiental de nuestra ciudad. ESTÁ EN NUESTRAS MANOS, TARIJA: LIMPIA, VERDE Y SANA.