Los y las recicladores de base cumplen una función importantísima, que a menudo es subvalorada e incluso discriminada, pero son ellos y ellas los responsables de iniciar con el primer eslabón de reciclaje para la recuperación de material que contribuye a la transición de una economía lineal a una economía circular. En Tarija-Bolivia, existe un grupo de mujeres recicladoras que llevan años realizando esta importante labor, a continuación, les dejamos la historia de Justina Choque, una mujer luchadora y trabajadora, que lleva años viviendo exclusivamente de su labor como recicladora de base.
Doña Justina Choque nació en Potosí, se casó a los 21 años y de ese matrimonio nacieron 8 hijos, de los cuales viven 5. El mayor de sus hijos, Arturo Rodríguez tiene 48 años y trabaja como Chofer de maquinaria pesada, Elizabeth de 43 años trabaja con su madre en reciclaje; Albert de 39 años trabaja en la Argentina en una fábrica de cemento, Juan de 31 años trabaja en Entel en instalaciones de fibra óptica y Laura es profesora titulada de nivel inicial y trabaja en un kínder en Tarija.
Desafortunadamente, desde el inicio de su matrimonio, la vida de doña Justina fue difícil, porque su marido era alcohólico. Esa condición hizo que fuera objeto de violencia física y psicológica, en consecuencia, tampoco pudo contar con el apoyo de su esposo para su sustento y el de sus hijos. Es así que, como muchas mujeres valientes y protectoras de sus hijos, empezó a trabajar vendiendo comida y se hizo socia de una cooperativa minera comenzando también a trabajar en el interior de una mina; con esos dos trabajos ganó un buen dinero, pero lamentablemente fue estafada por la Cooperativa y perdió todo lo ganado. De acuerdo a doña Justina, este fue uno de los momentos más duros y difíciles de su vida porque no recuperó su dinero y no tenía dinero para la manutención de ella y su familia.
Ante la situación adversa que enfrentaba, decidió venirse a Tarija a vivir hace 19 años, al barrio Luis Espinal, el mismo que se encuentra cercano al relleno sanitario de Pampa Galana; actualmente, el único relleno legal de la ciudad de Tarija. La cercanía al relleno le abrió los ojos para optar por el reciclaje, convocando a otras vecinas a ir a ese lugar y comenzar a rescatar algunos residuos para vender y generar ingresos para sus familias; desde ese momento a la fecha, el reciclaje de residuos ha sido su única fuente de trabajo, que le permitió mantener a su familia y conseguir todo lo que tiene: un terreno, su casa y una camioneta.
Al principio del trabajo, comenta que la ciudadanía en general las juzgaba y maltrataba y las veía como indigentes, sucias. Cuenta que alguna vez alguien de manera muy despectiva les dijo: “mujeres cochinas que se revuelcan en la basura”.
Con el transcurso del tiempo fueron mejorando su forma de reciclar y buscaron apoyo de instituciones como FAUTAPO, que a partir del 2002 las capacitó en el tema de gestión de residuos y reciclaje y otros aspectos vinculados que facilitaron su trabajo para que el mismo fuera realizado en mejores condiciones de higiene y salubridad. No obstante, el gobierno municipal luego de la puesta en vigencia de la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos, prohibió a las mujeres el ingreso al relleno. Esa situación afectó muchísimo a la señora Justina y a las demás recicladoras, por lo que tuvieron que empezar a recoger residuos en las calles de la ciudad.
Actualmente, la señora Justina y las mujeres recicladoras trabajan y son parte de un proyecto promovido por el Concejo Municipal, donde realizan un recorrido a pie y recogen en determinadas casas bolsas con botellas, papel y karpil cada 15 días. Una vez recolectado el material, cargan todo lo acumulado en su camioneta para luego vender. En la fábrica de polietileno entregan bolsas de karpil y nylon grueso para la fabricación de tubos.
De manera paralela, ella y sus compañeras de la Asociación MARMAT, ahora son beneficiarias del proyecto: “Promoviendo la gestión de residuos sólidos en el Distrito 9 de la ciudad de Tarija”, que ejecuta NATIVA en coordinación con el Gobierno Municipal a través de EMAT con el apoyo de la Embajada Sueca y WWF, en el cual su participación fundamental es el recojo diferenciado de basura en algunos barrios del Distrito nombrado. El recorrido lo harán, a partir de ahora, con unos triciclos que incluyen un canastillo de recolección de pets, cartón, botellas de vidrio y otros, para lo cual ya tienen mercado en Tarija y Santa Cruz. La experiencia de recolección es parte de una experiencia piloto del proyecto.
Hablando de sus sueños, doña Justina comenta que uno de ellos, el más grande, es tener una máquina prensadora, porque les facilitaría mucho el trabajo y podrían recolectar mayor cantidad de botellas para su venta y así obtener mayores beneficios económicos.
Una de las anécdotas interesantes que la señora Justina cuenta, es que tuvo que sacarse un préstamo del banco para comprar su lote, y hubo un momento en que no tenía el dinero suficiente para pagar dentro los plazos y estaba desesperada por cumplir su obligación con el banco. Por este motivo, tuvo que idear una forma de recaudar el dinero de manera rápida. Pensó y dio vueltas al tema, hasta que se le ocurrió llevar botellas para vender en Santa Cruz, donde pagan mejor que en Tarija. Sin embargo, las botellas recolectadas debían estar previamente prensadas y doña Justina, al no tener la máquina de prensado, de manera muy creativa ante la necesidad y desesperación, se le ocurrió hablar con un chofer de flota. Acordó con él llevarle las botellas recolectadas para que la flota pase por encima y las aplaste, y de esa manera logro reunir una importante cantidad y las puso en el transporte para su traslado a Santa Cruz, donde tuvo que averiguar en qué parte se compraba el material reciclado. De esta manera encontró una empresa que le compró todas las botellas, obteniendo el dinero para pagar su crédito, lo que le permitió contar con un terreno y casa propia.
En todo el tiempo de trabajo y experiencia de vida desde que se fundó MARMAT, doña Justina dice sentirse muy feliz porque se logró una linda amistad y compañerismo entre todas las mujeres y hombres que son parte de la Asociación. Ellas, además de trabajar, organizan reuniones periódicas para confraternizar y pasar buenos momentos juntas, además dice que muchas mujeres solas con hijos y que no tenían trabajo se acercaron a pedir ayuda y ahora son parte de la asociación y cuentan con una fuente de trabajo independiente. Por ese motivo, expresa con mucha generosidad y alegría que los brazos de la asociación están abiertos para todas las personas que deseen trabajar en el recojo de residuos en la ciudad de Tarija.
Al interior de su hogar en Tarija, la señora Justina, quien tiene una conciencia ambiental formada y muy clara, separa sus residuos en origen: los orgánicos los convierte en compost, el mismo que utiliza en su pequeña huerta ecológica en la que produce hortalizas para el consumo de ella y su familia. Como ella expresa, “las recicladoras vivimos de lo que el pueblo bota”, además en su concepción, ella no habla de basura, sino de residuos reutilizables y vendibles.
La Sra. Justina tiene fe en que el proceso de recojo diferenciado de residuos va a ir mejorando poco a poco y la gente las apoyará y cada vez separarán más la basura, porque ella comenta que mientras trabajan y recogen los residuos en las calles de la ciudad, también conversan y, a su manera, concientizan a las vecinas y vecinos sobre la importancia de reciclar y separar y reutilizar los residuos. Para ellas, la separación y reciclaje debería ser una forma de vida de todos.
En definitiva, La Sra. Justina no es una persona común, sus cabellos blancos, sus profundos ojos negros, su permanente y espontánea sonrisa, su actitud positiva, su saludo cordial derramando bendiciones para todos, su predisposición para colaborar y recibir ayuda, sus ganas de crecer y seguir trabajando para que la asociación mejore, el hecho de no quejarse ni lamentarse y siempre agradecer y contar con mucha alegría y orgullo todos sus logros, la hacen una persona especial y única. Es en definitiva un ejemplo de coraje, fe, valor, tenacidad, generosidad y resiliencia, digno de valorar e imitar.
Doña Justina Choque. Foto: Verdad con Tinta.